PROGRAMACION OPTICA

Cuento 723 – VEO VEO
Tengo la imagen del numero 723 constantemente en mi retina y lo veo cada momento de mis días. En la calle, en cuadernos, en direcciones, en teléfonos, en colectivos, en paginas de libros. Encuentro el numero fácilmente. Pense tal vez que es un numero que lo tengo en mis primeras memorias, memoria activa de mi vida dormida, y que por esto sigo viéndolo. Pero el numero se repite constantemente. Es tan alevoso el encuentro, tal vez variado en orden, tal vez exacto, tal vez separado por puntos o guiones, o tal vez en pisos y departamentos, que me asusta a veces estar obsesionada por un “codigo” no decodificable aún para mi. Qué significarían estos dígitos?. No lo puedo descubrir.
En definitiva, este número me persigue. Lo busco y no lo encuentro, pero hace falta mi distracción para que me encuentre él primero, y a veces me sorprendo, y otras me satura la visual, el instinto del miedo a lo no conocido, a veces tan solo me provoca odio no encontrar un límite a mi visión, un momento de libertad, para elegir otra cosa que verlo. Me siento sometida a una encrucijada, aunque en la duda creo estar obligandome a verlo y tal vez sea mi inconciente el culpable de encontrarlo siempre.
Un día traté de unir significados, atar cabos de varios episodios en que el numero estaba a la vista, dispuesto a hacerse ver en todas sus variantes. Hasta que encontre que el numero, de forma desordenada y con puntos separandolos, era el comienzo de mi documento. También encontre una relacion entre el numero y la altura de la calle donde vivía con mis padres. Luego lo ví en personas que conozco, como en sus telefonos o hasta en los datos que tenían en cuadernos y anotaciones personales.
Pero para qué debería estar viendo este número constantemente. En el caso de la hora, sucede que hay 24 horas en el día, pero parece ser que estoy programada visualmente para ver siempre las 7:23, las 3:27 o las 2:37, en fín, de todas las demás horas, siempre logro ver estos expuestos.
Busqué el significado en los analisis de numerología, por separado cada uno. El siete por un lado, el dos y el tres luego. De las descripciones que leí acerca de estos números encontré un sin fin de identificaciones conmigo y me sentí aliviada por saberme tal vez en relacion directa con estos numeros a traves de mi personalidad. Pero no logra darme paz, ni mucho menos dejar de verlo.
El numero persigue un hilo conductor, es lo que creo hasta el momento, un hilo conductor de mi propia vida y camino. Ante un movimiento hacia delante de mis experiencias, encuentro nuevamente el numero como secuencia de nuevas cosas que me pasan. Tanto para adelante en el tiempo de mi vida como para atrás, aparece una vez más este numero de tres digitos. Incluso no es tan llamativo su presencia con dos dígitos, como puede ser el 27 o el 72 o el 23 o el 32. Aunque puedo comenzar contando que el 27 es el número que mi madre solía decir que era su preferido desde que puedo recordarla. Pero no tiene la importancia de la vision actual como lo tiene el entero 723.
Durante un tiempo traté a la fuerza de estar en sintonía con su significado. Estuve atenta el 23 de julio, el 27 de marzo, a las 7:23 horas a.m. y p.m., el septimo mes de mis 23 años. Si lo encontraba en algun lado de la vía pública me paraba a descifrar lo que viera alrededor de ese número, incluso prestaba atención con quién estaba en ese momento y a esas horas. Encontré amigos con ese número en alguna cedula, en algún documento que lo comprometiera más, creyendo estar ante un destino más ligado con esas personas en tal tiempo y espacio. Busqué hasta el hartazgo las relaciones que hubiera con esta visual y con las que tuviera a mi alrededor y no pude descifrar más que repeticiones con sentido pero no posibles de resolver. Porque no está en mí la posibilidad de resolverlo justamente, no es un enigma tal vez, no es una señal, más bien es un camino.
Investigué la capacidad del ojo, de la retina, de la focalización del ojo derecho y el ojo izquierdo, cuál era dominante en mí. Qué hemisferidad cerebral tengo en general, que vínculo fuerte se marcó con este número, quiénes lo acercaban a mí, qué espacios estaban cubiertos por estos dígitos, qué momentos.

Atención que puede ser una advertencia de mis errores, como mal elegida la situación o el lugar o la persona que lo tenga. Podría ser el límite mayor de lo que debo enfrentar. La alerta de la senda. Debería huir al verlo?

Hasta que llego a lo simple, tal vez yo provoco el encuentro con este numero a propósito, como cuando te dicen que uno ve lo que quiere ver. Muchas veces hice un control mental, por ejemplo sobre un colectivo, pensando en otro número como para reprogramar mi vista, y aún así, al abrirlos, la patente de un auto terminaba justo con este número y solo me daban ganas de volver a cerrarlos. Me siento atrapada por mi visual. Sujeta a señales que no sé qué significan y por qué se repiten.

Actualmente, me identifico con el 723, me suena mágico, nunca lo usé en el juego, no lo tomo como suerte, sino como guía; leo paginas de libros directamente en esos números, no me asusto ante su eterna presencia y creo estar acertada en mi camino si lo encuentro nuevamente.