URANO ASTROLOGICO

El planeta Urano se descubrió en 1781. Coincidió con el comienzo de varias revoluciones, como también innovaciones en las antenas, medios de comunicación, radio y televisión. De hecho la forma convencional de las antenas en las terrazas, es el símbolo gráfico de este planeta.

Urano, en cuanto a su orbita en el sistema solar como en los efectos que provoca sobre la tierra y todo lo que la habita, por supuesto, se evidencia en la materia como excéntrico e inesperado.

Orbita al revés que los demás planetas, la traslación la hace a la inversa y esta inclinado 90º sobre la eclíptica, algo que genera diferencias en cuanto a sus polos magnéticos en relación con el sol. Esto es característica propia de Urano, ningún otro planeta tiene este ángulo. Y tarda en dar la vuelta alrededor del sol aproximadamente 84 años, durando en cada signo 7 años.

Desvía. Atrae situaciones de revolución, porque en sus efectos aparece la liberación de alguna estructura. Es una energía liberadora sin dudas. Te sopla de un camino. Todo orden intenta reivindicarlo y aparece siempre bajo alguna situación opresiva. Libera de maneras tan sorprendentes y abarcativas que al ser humano lo deja en nuevos horizontes. Tal vez hasta demasiado nuevas para poder sostener lo que ve. No poder encauzar semejante tendencia revolucionaria es como vivir enjaulado.

Urano en principio está asociado al sistema nervioso simpático. Rige la fuerza eléctrica. Esto repercute claramente en el cambio de conciencia y por supuesto incluye a todos los sentidos, oído, olfato, tacto, visión y gusto y más concretamente al cuerpo físico.

Todo lo que se considere nuevo, estará relacionado a la manifestación de Urano. Hace falta saber donde y en qué posición se encuentra al momento de un nacimiento y que tipo de influencias genera sobre y con otros componentes de una carta natal a elección.

CONECTIVIDAD

En el momento de traducir simbólicamente la materialización de Urano, hay siempre sorpresas, bruscos cambios, alternativas relámpagos que nos sorprenden tanto en acción como en reacción. Urano aparece representado en el nivel de contactos y posibles interacciones humanas. No condice con ningún status quo. Muy por el contrario, su materialización es posible en un innovador movimiento de esquemas y pautas sociales, cercanas a la propia revolución interior; junto con la experiencia devastadora de sentirse fuera del control masivo de cualquier círculo en el que la vida de uno se desarrolla y contiene.
Definitivamente no hay forma de catalogar la aparición fenoménica de Urano si no es a través de la locura de las relaciones, el desapego, la infidelidad, la distancia, el frenesí, la originalidad, el no compromiso, la claustrofobia amatoria, la distorsión de lo común, la soledad intermitente sin fin ni causa. Crea lazos intermitentes, grandes grupos sociales con intereses comunitarios, intenciones de vanguardia y estupor en todo lo estático y conservador a nivel social y vincular.

Aunque se intente desmembrar en factores comunes la intensidad energética de este planeta, no hay un prototipo ni modelo que lo describa bien, ni lo encauce. Simplemente se trata de una energía más, de las que el eter terrestre y el aura humana reproducen en cantidades ilimitadas según lo particular. Pero lo que sí es destacable y referente de este mismo planeta, es su intención de individualizar, provocar la diferencia, romper moldes y también suscitar la capacidad de cruzar ideas en contactos públicos que puedan ser capaces de aunarnos en un esfuerzo grupal, pero por supuesto en base a experiencias individuales y únicas.

La conectividad intenta a través de Urano redirigir el deseo humano y reivindicar la fuerza de la individualidad como totalidad que tiende a conectarse con otras. Y los canales para esto están abiertos como nunca.

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